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Capybara Island: el videojuego ecuatoriano que llegó a las finales globales del Game Jam Plus

Enviado por rchavez el Mar, 01/07/2025 - 09:27
Equipo de Alhajillo Interactive en Brasil

Por: Roberto Chávez | @lamalaactitud

En un país donde la palabra "industria" aplicada a los videojuegos aún suena aspiracional, siete jóvenes ecuatorianos han logrado algo que trasciende cualquier medición económica: demostrar que desde las comunidades digitales y tecnológicas de Quito se puede llegar a competir con desarrolladores de distintas latitudes en escenarios internacionales. La historia de Capybara Island, el videojuego del estudio Alhajillo Interactive, es también la crónica de cómo los Global Game Jam organizados por Openlab Ecuador se han convertido en semilleros de talento que conectan lo local con lo global.

El Global Game Jam: más que una competencia, una pedagogía del hacer colectivo

El Global Game Jam es el evento de creación de videojuegos más grande del mundo, con decenas de miles de participantes en cientos de ubicaciones físicas y virtuales en más de cien países. En Ecuador, Openlab ha sido el organizador de este evento durante una década, cumpliendo en 2024 la 10ma edición en el país, 10 años promoviendo la comunidad de desarrolladores de videojuegos del Ecuador.

Pero el Game Jam trasciende la lógica competitiva tradicional. Como bien establece la filosofía del evento: "En Global Game Jam NO hay ganadores, el mayor premio es vivir una gran experiencia, conocer amigas y amigos con quienes iniciar un proyecto en futuro e incrementar tus habilidades de realización de videojuegos". Esta aparente paradoja —competir sin competir— revela una pedagogía del hacer colectivo que privilegia el proceso de creación colaborativa sobre la mercantilización inmediata del resultado.

Bryan Flores: la convergencia inesperada de saberes

La historia de Capybara Island comienza con Brian Flores, un programador de 28 años cuya trayectoria ejemplifica las múltiples convergencias que caracterizan a la creación digital contemporánea. Con formación en ingeniería de sistemas en la PUCE y estudios en sonido y fotografía en el INCINE, Bryan actualmente desarrolla sistemas para cooperativas en una ONG alemana. Su proyecto de tesis de cine fue seleccionado para los Óscars Estudiantiles, pero su encuentro con los videojuegos fue, en sus propias palabras, completamente fortuito.

"Nunca me imaginé que iba a hacer videojuegos", confiesa Brian. "Cuando era niño me encantaban los videojuegos. Siempre, yo me acuerdo que la primera computadora que tuve, o sea, mis recuerdos de la infancia son desde que tuve una computadora, siempre le metí algún juego, emuladores, trataba de jugar algo." Sin embargo, el salto de consumidor a creador llegó a través de la programación y, específicamente, a través de su primera participación en un Global Game Jam.

La experiencia inicial no fue precisamente exitosa: "No la pasé tan bien. Fue mucha presión, fue mucha falta de conocimiento en general, nuestro proyecto quedó bastante mal." Pero algo fundamental ocurrió en ese primer encuentro: la conexión humana alrededor de una pasión compartida. "Me quedó ahí esa chispita de que a la final la convivencia con la gente fue muy divertida. O sea, hablar de los juegos que nos gustan, hablar de mecánicas de juegos que nos gustan, cómo lo implementaríamos, compartir con la gente."

Capybara Island: cuando todo encaja 

El videojuego que llevó al estudio Alhajillo Interactive a las finales internacionales nació en el Game Jam Plus 2024, evento que se desarrolló en la PUCE entre el 18 y 20 de octubre. A diferencia del Global Game Jam tradicional, el Game Jam Plus forma parte de "el campeonato mundial de desarrollo de videojuegos que tiene como misión inspirar y potenciar la economía creativa a través de la creación de nuevos juegos y estudios emergentes".

Capybara Island es un juego tipo clicker con un mensaje ecológico profundo: los jugadores deben ayudar a restablecer el ecosistema de una isla que fue destruida. "Queríamos un juego que sea relajante, que sea tierno, y la mecánica principal era el clicker, algo casual para poder llegar a mucha gente", explica Bryan sobre el concepto inicial.

Pero el juego trasciende el entretenimiento simple. Incorpora información sobre especies en peligro de extinción de manera orgánica, sin convertirse en una lección ambiental forzada. "No es que sea un montón de experiencia más que ellos, pero podemos decirles cómo logramos ir allá para que más gente vaya", reflexiona Bryan sobre el potencial pedagógico del proyecto, tanto en términos ambientales como de desarrollo de la industria local.

Networking global y oportunidades futuras

Una de las conexiones más prometedoras surgió con Xsolla, uno de los principales colaboradores de la Game Jam Plus. "Xsolla en especial nos dijo que estaría interesado en dar unas charlas para la comunidad de Ecuador", explica Bryan. "Alejandro, quien fue el representante en el evento, siempre estuvo pendiente de nosotros." Esta posible colaboración podría materializarse en futuras Game Jams ecuatorianas: "Esperamos poder cerrar una charla que podríamos mostrar en una game jam porque al menos para nosotros hablar con él fue definir nuestro roadmap como estudio."

El impacto del equipo ecuatoriano trasciendió los resultados formales de la competencia. "A pesar de que no ganamos nos dimos a notar, llevamos capibaras chiquitos y todo mundo tenía uno en la cabeza, los publishers, los asistentes", cuenta Bryan. "Nos publicaban historias con los capibaras. La gente nos buscaba para que le demos uno y ya probaba el juego, entonces tuvimos mucha visibilidad."

Esta estrategia de marketing orgánico demostró que la creatividad y autenticidad pueden generar reconocimiento incluso sin obtener premios formales. Los pequeños capibaras de peluche se convirtieron en embajadores del proyecto ecuatoriano, creando conexiones espontáneas y memorables con la comunidad internacional de desarrolladores.

Las finales se desarrollaron entre el 24 y 26 de noviembre en el Innova Summit en Brasilia, confirmando que representaban mucho más que una competencia. "Estuvo muy interesante, hubo gente de todos los continentes, tanto latinos, como europeos de África y Asia, los ganadores por ejemplo fueron de Filipinas", relata Bryan sobre la experiencia internacional.

Para el equipo ecuatoriano, la experiencia superó las expectativas iniciales: "Para nosotros lo más importante fue el networking. Tuvimos la oportunidad de estar en round business donde pudimos tener reuniones con publishers muy importantes." Estas reuniones han abierto posibilidades concretas de colaboración: "Estamos en conversaciones con ellos para posibles colaboraciones, la mayoría estuvo muy interesado en el proyecto, ellos mismos se acercaron a nosotros, nos dieron consejos y nos guiaron sobre el camino que debemos seguir."

Los Game Jams como catalizadores de la industria nacional

La historia de Capybara Island subraya la importancia crucial de mantener y expandir eventos como los Global Game Jam y Game Jam Plus en Ecuador. Estos espacios no son simplemente competencias de fin de semana, sino incubadoras de talento que conectan lo local con lo global, demostrando que la creatividad ecuatoriana puede competir en escenarios internacionales.

La experiencia de Alhajillo Interactive evidencia que los Game Jams funcionan como catalizadores para el desarrollo de la industria nacional de videojuegos. Desde el encuentro inicial en un evento local, hasta las conversaciones con publishers internacionales en Brasilia u otras partes del mundo, existe una línea directa que conecta la experimentación local con oportunidades globales.

Para que Ecuador consolide una industria de videojuegos sostenible, resulta fundamental continuar fortaleciendo estos espacios de encuentro, experimentación y formación. Cada Game Jam representa una oportunidad para que nuevos talentos descubran sus capacidades, para que equipos se consoliden y para que proyectos como Capybara Island demuestren que desde cualquier territorio es posible crear contenidos que impacten globalmente.

La pedagogía del Game Jam: democratizando la creación digital

Lo que hace especialmente significativa la experiencia de Capybara Island es que demuestra cómo los Game Jams funcionan como espacios de democratización del conocimiento tecnológico. El equipo de Alhajillo está conformado por siete personas entre 20 y 28 años, con diversas formaciones pero unidos por la curiosidad y la voluntad de crear.

Bryan enfatiza que "no hay ningún requisito sobre conocimientos previos para participar en el Jam, la curiosidad por hacer un videojuego es suficiente." Esta pedagogía horizontal contrasta radicalmente con las lógicas de formación técnica tradicional, donde se requieren años de preparación formal antes de poder crear algo funcional.

Los Game Jams se han convertido en laboratorios de experimentación donde convergen estudiantes de ingeniería, artistas visuales, músicos, diseñadores y simplemente curiosos digitales. En estos espacios, la técnica se democratiza y el conocimiento se construye colectivamente.

El futuro de Capybara Island: de prototipo a producto

Con la experiencia de Brasilia como catalizador, el equipo de Alhajillo Interactive se encuentra ahora en una fase crucial de desarrollo. "A partir de ahora, vamos a entrar a la versión final del juego, vamos a pulir los bugs y vamos a entrar en fase de pruebas", explica Bryan sobre los próximos pasos. "Vamos a trabajar con una plataforma que nos permite medir métricas del juego y poder tomar decisiones. Esto tomará unos meses, pero cuando lo publiquemos ahí estará disponible para el público."

Esta fase de optimización y testeo representa la profesionalización del proyecto, transitando de prototipo de Game Jam a producto comercial viable. La incorporación de métricas y análisis de datos demuestra la madurez técnica del estudio y su comprensión de los estándares de la industria global.

El proyecto mantiene vías de comunicación abiertas con su comunidad a través de sus redes sociales @alhajillointeractive en Instagram, donde comparten actualizaciones del desarrollo.

La historia de Bryan Flores y su equipo interpela directamente a estudiantes de carreras técnicas, artistas digitales, programadores autodidactas y cualquier persona interesada en la creación digital: los Game Jams no son espacios exclusivos para "expertos", sino laboratorios abiertos donde la experimentación y la colaboración importan más que la experiencia previa.

Capybara Island demuestra que con perseverancia, trabajo colaborativo y aprovechamiento de oportunidades como los Game Jams, es posible transitar desde la curiosidad inicial hasta conversaciones con publishers internacionales. La clave está en animarse a participar, experimentar y mantener la constancia en el desarrollo de proyectos.

 

¿Te interesa sumarte a la próxima generación de creadores digitales? 

Fundación Openlab Ecuador organizó el Global Game Jam Quito 2025 entre el 24, 25 y 26 de enero en la Universidad UTE. Además, el Game Jam Plus 2025 llegará nuevamente a Quito en los próximos meses, ofreciendo la oportunidad de crear proyectos que podrían llegar a competir internacionalmente como lo hizo Capybara Island.

No necesitas ser programador o tener experiencia previa. Solo requieres curiosidad, ganas de aprender y el deseo de crear algo nuevo durante un fin de semana intenso de experimentación colectiva. En estos espacios, estudiantes de diversas carreras descubren que la tecnología no es solo una herramienta, sino un lenguaje para construir futuros posibles.

Porque como demuestra la experiencia de Capybara Island, a veces los proyectos más ambiciosos nacen no de grandes inversiones o infraestructuras costosas, sino de la pasión compartida y la creatividad colectiva que florecen cuando se encuentra el espacio adecuado para experimentar sin miedo al fracaso.

Quieres organizar un Game Jam en tu universidad o ciudad, escríbenos a culturadigital@openlab.ec 

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Créditos: Alhajillo Interactive
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